La "nueva derecha" cierra filas y rechaza pactos con sectores que se aliaron con partidos que “justificaron la violencia del 18 de octubre”
En una señal clara de ruptura con los partidos tradicionales, las directivas del Partido Republicano, Social Cristiano y Nacional Libertario oficializarán este lunes un preacuerdo político y electoral para conformar un pacto parlamentario único, consolidando así un bloque que se autodefine como “la nueva derecha”, decidido a marcar distancia con aquellos sectores que, según sus dirigentes, "han sido parte del deterioro institucional y del respaldo implícito o explícito a la violencia del 18 de octubre".
El anuncio se realiza a solo días del cierre del plazo para la inscripción de candidaturas a primarias, en medio de una evidente fragmentación del mundo de la derecha chilena. Mientras Chile Vamos insiste en proyectar una imagen de moderación para evitar una nueva ola de polarización, el ala más dura se cohesiona con una narrativa de ruptura total con lo que consideran una derecha “acomodada” y “cómplice del desorden”.
El preacuerdo parlamentario será firmado por los líderes y candidatos presidenciales José Antonio Kast (Partido Republicano) y Johannes Kaiser (Partido Nacional Libertario), quienes, junto al Partido Social Cristiano, competirán en primera vuelta presidencial, pero llevarán lista única al Congreso en las elecciones de noviembre.
“Para nosotros, la verdadera representación de las ideas de orden y libertad se juega en la primera vuelta. No vamos a transar con aquellos que han pactado con los mismos que promovieron el caos y la violencia”, afirmó el diputado republicano Luis Sánchez.
En contraste, en Chile Vamos la candidatura presidencial de Evelyn Matthei se mantiene al frente en las encuestas, pero sin lograr arrastrar a la derecha radical hacia un proceso de primarias unificadas. La falta de acuerdos ha dejado en evidencia que la fractura va más allá de lo electoral: es política y de principios.
Desde la UDI, la diputada Flor Weisse reconoció que “aunque tenemos liderazgos sólidos, la unidad es fundamental para entregar certezas a un país que sigue dividido y tensionado por las secuelas del estallido”.
Mientras tanto, los Demócratas, con Ximena Rincón a la cabeza, intentan aún reunir las condiciones necesarias para inscribir su candidatura presidencial en primarias legales, aunque sin lograr consolidar una plataforma nacional.
En un escenario marcado por la dispersión de fuerzas y la desconfianza mutua, la autodenominada nueva derecha busca instalarse como la única opción coherente para el electorado más conservador, rechazando cualquier pacto con partidos que —a su juicio— “fueron parte del problema y no de la solución”.